Don Alonso Quijada no sale de su asombro, el Bachiller Sansón Carrasco le acaba de informar que su fama ha traspasado fronteras, puesto que el historiador árabe Cide Hamete Benengeli ha recogido sus andanzas en una novela y Don Miguel de Cervantes ha tenido a bien de traducirlas al castellano, convirtiendo así a Don Quijote de la Mancha en uno de los caballeros andantes más populares sobre la faz de la tierra. La otra cara de la moneda de la fama se oscurece cuando otros intentan sacar tajada inventando nuevas historias sobre Don Quijote, ya sea en forma de novela, firmada por Alonso Fernández de Avellaneda, o en forma de espectáculo de títeres del Maese Pedro. Así pues Don Alonso deberá encarnar de nuevo a su Quijote para defender Les véritables aventures de Don Quichotte de la Mancha. A partir de aquí lo real y lo ficticio se mezclan mediante el teatro, donde la cordura se debate entre personas y títeres.
