Contra los prejuicios, danza. Podría ser el resumen de una propuesta que derriba muros y apuesta por la paz y la convivencia a base de humor y una sutileza poco común. La manera más divertida de hablar de política... o de bailarla.
Tantos años después del inicio de un conflicto que parece no tener fin, hay una manera nueva de hablar del enfrentamiento entre árabes e israelíes? Como mínimo, existe una forma de hacerlo que es capaz de dibujar sonrisas y borrar fronteras. La ha encontrado Hillel Kogan, que comparece ante los espectadores con la actitud de un profesor a punto de iluminar las mentes de sus alumnos. Este creador rendido a la autocomplacencia y víctima de las actitudes más colonialistas y paternalistas dibujará el retrato paródico de un artista pretendidamente progresista que necesita la complicidad de un bailarín árabe para recrear en escena el conflicto que viven sus pueblos. Y mientras interpretan una coreografía de espíritu kitsch, ambos se encargarán de diseccionar comportamientos y de lanzar una mirada tan divertida como demoledora sobre la realidad de las relaciones entre dos comunidades demasiado tiempo enfrentadas.
Bailarín, intérprete, actor, dramaturgo... Hillel Kogan tiene muchas caras, pero es especialmente conocido por haber sido de 2005 a 2016, el asistente de ensayos del famosísimo Ohad Naharin en la mundialmente famosa Batsheva Dance Company de Tel Aviv. En 2015 fue nombrado director artístico del festival de danza israelí Curtain Up (Haramat Masach, en hebreo).
Con Kogan, el también israelí Adi Boutrous, que ha trabajado con coreógrafos de su país como Iris Erez, Dana Ruttenberg, Shlomi Twizer, Edmond Rousseau y Bosmat Nussan. Además de crear sus propias piezas para la escena israelí de danza independiente, colabora como bailarín con Hillel Kogan desde 2013.
Coreografia i dramatúrgia: Hillel Kogan; Interpretació: Adi Boutrous / Mourad Bouayad, Hillel Kogan; Música: Kazem Alsaher, Wolfgang Amadeus Mozart; Assessorament artístic: Inbal Yaacobi, Rotem Tashach; Il·luminació: Amir Castro;