El desenterrador quiere poner la mirada en la palabra, su corpología y su relación con el cuerpo y la acción.
Como su nombre indica, vamos a desenterrar palabras en sentido real y figurado. Es decir, vamos a trabajar con palabras en desuso, palabras cuyo significado ha cambiado y palabras tabú. La corpología de las palabras es aquella propiedad que tienen no solo de crear y señalar el mundo físico, sino la de generar un mundo ético, un sistema político y un orden social.
Este proyecto quiere indagar en la estrecha y cambiante relación que se produce entre las palabras y su uso, y las acciones que de ellas se derivan.
Una relación de ida y vuelta que da sentido y cuerpo a nuestra forma de habitar el mundo.
En estos momentos en los que parece que el lenguaje tiende a la simplificación, a la sintetización (vía tecnología) y a una cierta globalización, queremos parar y observar este proceso con detenimiento para mirarnos y mirar de entender sus consecuencias en nuestros cuerpos y nuestra forma de accionarlos. Vamos a desenterrar palabras, valores éticos y morales importantes para la comunidad.
Abajo desde el agujero, mirando hacia arriba, la imagen no se parecería a la del mito de la cueva de Platón, no existiría separación entre la materia y las ideas.
Abajo hay roca sedimentaria, oxígeno, azufre, huesos, agua, minerales, gusanos, restos, gases, restos orgánicos e inorgánicos.
En realidad, no nos interesa hacer un agujero para encontrar una palabra fósil.
Lo que nos interesa es el movimiento que hay en el hacerlo, el movimiento físico y mental que significa escavar y remover la tierra.
Convocar el pensamiento a través del movimiento.
Mover y pensar desde lo singular y contingente. Examinar lo universal y lo que damos por bien sabido.
El proceso de cristalización de un concepto nunca fue individual sino colectivo y debe pasar la prueba de la transmisión. Debe servir, usarse, decirse.
Cuando aparezcan en la superficie nuestros nuevos-viejos personajes, sin dudarlo habrá una nueva puesta en escena, una adecuación con el presente que nos forzará a reenfocar la mirada, a tensionar para de nuevo relajar.
A engordar un poco esos vocablos anoréxicos.