Pop rock elegante y de calidad, servido por un músico que hizo destacadas contribuciones a la banda sonora de los años ochenta y que, hoy, sigue creciendo artísticamente.
Los espectadores que hace treinta años escuchaban temas como Ride like the Wind, Sailing o Best that you can do (tema estelar del film Arthur) no querrán perderse una nueva oportunidad de ver en directo a un artista que marcó una época con su música y que, después, no ha dejado de crecer y evolucionar. En 2014 lanzó Secret Ladder, su disco de estudio número catorce, en el que vuelve a ofrecer unos arreglos musicales impecables, un dominio de la guitarra excepcional y una voz inconfundible que las generaciones más jóvenes están redescubriendo. Rock, pop y sonidos que recuerdan a la mítica Motown forman un trabajo lleno de buenas canciones, trece temas escritos mayoritariamente con su antiguo colaborador Rob Meurer. Canciones como Reverend Blowhard, Wonderland, I don’t see it your way o Simple, en las que retoma un romanticismo que nos hace pensar en sus temas más clásicos, demuestran que Christopher Cross ha sido capaz de madurar y renovar su discurso musical manteniéndose fiel a sí mismo.