Una colla castellera de Barcelona celebró su quince aniversario con una instalación que utiliza las nuevas tecnologías para permitir a los visitantes sentirse como un casteller.
Es una estructura vertical en forma de castillo humano, de unos 2,5 metros de altura y 3,5 de anchura, en la que los castellers son sustituidos por un total de 35 pantallas planas. Estas pantallas muestran la visión subjetiva de cada casteller, de tal manera que se genera una identificación total entre las miradas de los castellers y la mirada del espectador. El visitante, al recorrer la videoinstalación, experimentará una inmersión total en el hecho casteller. Los valores propios de los castells, como el esfuerzo, el trabajo en equipo y la sensatez, pero también la pasión, el equilibrio, la fuerza del grupo o el coraje, se hacen accesibles para todo el mundo. La instalación cuenta también con una lona que hace de suelo en la que está impreso un mapa de piña, de forma que se invita al espectador a entrar dentro del castell, hacer piña, y sumarse al proyecto sacándose una foto y colgándola en las redes sociales.
Premio Ciutat de Barcelona 2015 en la categoría de Cultura Popular y Tradicional.