Los Numen (o las musas, si se prefiere su versión femenina) han sido apabullantemente generosos con Mélodie Gimard... Y siéndolo con ella, también los son con todos nosotros, porque le han inspirado una música bella, de sonoridades extraordinarias, que conmueve y mueve a viajar, que hace olvidar el frío de los termómetros y deshiela las penas de cualquier corazón encogido, en estos díasen que  todos lo están un poco.

Mélodie Gimard, compositora y pianista, pianista y compositora, viaja en sus melodías por el duende flamenco y el sol del Malecón habanero; pasa de los tientos a la milonga; y, a pesar de respirar jondo, es tan libre como lo sería si se embarcara en una jam de jazz. Gimard al piano (piano flamenco, sí) y acompañada de la trompeta de Carlos Sarduy, el violonchelo de Martín Meléndez, la percusión de Pablo Gómez y la voz maravillosa de Anna Colom (a quien el pasado circuito tuvimos como solista y ahora es un instrumento más en la banda de Gimard) ofreció en el CC Cocheras Borrell un concierto de aquellos que se recuerdan y se recomiendan de aquellos que vale la pena no haberse perdido.

Que sus Numen la continúen protegiendo y encaminando, que sus Numen continúen siendo generosos con Mélodie Gimard porque el público enamorado de la música, de la buena música, podrá ser un poquito más feliz...