El circuito del Barcelona Districte Musical no podía haber tenido un estreno mejor: se presentó en sociedad con una platea llena de niños. Algunos sentados, otros de pie o incluso yendo y viniendo entre las butacas, pero niños escuchando a Mozart y disfrutando de Piazzola. Si el Quartet Brossa cosechó una ovación el pasado viernes 5 de mayo en el Centre Cívic Baró de Viver, lo cierto es que los espectadores también se hubieran merecido unos buenos aplausos.

Un buen rato antes de la hora anunciada para iniciarse el concierto Cinc sensacions i un quintet sensacional, los pasillos del Centre Cívic Baró de Viver se empezaron a llenar de niños contentos con sus instrumentos de cuerda a cuestas. El Quartet Brossa no iba a estar solo en el debut del Barcelona Districte Cultural; iban a estar acompañados por unos teloneros de excepción que ya hacía un rato que ensayaban: Los 4 Cordes, un grupo de niños y niñas, alumnos de tercero, cuarto y quinto de primaria de la escuela Baró de Viver. Ellos fueron los primeros en pisar el escenario y ellos fueron quienes se llevaron la primera ovación del circuito acabado de nacer; pero también fueron los 4 Cordes quienes recibieron la primera sorpresa, porque los músicos del Quartet Brossa les quisieron acompañar en una de las pequeñas piezas que los pequeños habían preparado. Contentos, cuando finalizaron su breve intervención, niños y niñas volvieron a ocupar sus sillas de platea para continuar disfrutando, aunque ahora como espectadores.

El Quartet Brossa, en una noche tan especial, quisó contar con un quinto músico, un clarinete, para poder interpretar primero el Quinteto en la mayor, de Mozart; y después Five Tango Sensations, de Astor Piazzola. Con ambas piezas triunfaron. Y ambas gustaron a un público entre el que, seguramente, se escondía una futura estrella del violín.