Un crimen único e irrepetible
Decapitar a alguien. Asfixiar a alguien con una bolsa de plástico. Cocinar su comida con setas venenosas. Lejía a gotas. Arsénico a gotas. Hacerle escuchar cuatro veces una canción de Leticia Sabater... ¿Os parece que alguna es la fórmula del crimen perfecto? Pues estas son las que el público del centro cívico Urgell propuso a los cuatro improvisadores de Impro Barcelona para su Assassinat al club
Paso a paso, voz a voz, ocurrencia a ocurrencia, el público del CC Urgell fue dando a los cuatro improvisadores las claves con las que tenía que construir su historia, una trama única e irrepetible: todo tenía que pasar en Barcelona a principios del siglo pasado, cuando las fábricas incorporaban nuevas maquinarias y los obreros pedían mejores condiciones laborales, los años del pistolerisme y las revueltas. Así que los cuatro improvisadores trasladan la acción que se van inventando hasta una fábrica textil y la ambientan en las peleas entre patrones y obreros que se vivían. Y es en este marco que deciden que una joven obrera muera y es por decisión popular que una compañera sindicalista es declarada culpable.
Pero antes de disparar el tro final, los improvisadores nos han hecho viajar hasta un bingo y hasta a un club de ganchillo clandestino, nos han presentado a guardias civiles con bufandas amarillas y nos han recordado la dureza del trabajo para los trabajadores de hace aproximadamente un siglo. Y todo entre la risa del público que con cada una de sus peticiones, con cada una de las reglas que los impuso, probó de complicarles la vida y el teatro tanto como les fue posible. Y es que así tenían motivos para reír más y más fuerte.