Toni Mira: “’Monòlit’ és un espectáculo muy sincero”
Aunque solo es su segundo solo en una carrera de más de tres décadas, Toni Mira admite que no le extrañaría que fuera el último (pero que nadie se asuste, que no está pensando en retirarse). Y, seguramente, esa es la causa de que Monòlit tenga algo tanto de autohomenaje como de testamento: "Se trata de una mirada atrás sobre mi carrera, un repaso tanto formal como de contenidos", admite el bailarín y coreógrafo, premio Nacional de la Generalitat, que empezó a bailar tarde, después de haber estudiado Arquitectura y de haber practicado el mimo y el claqué, razones biográficas que han marcado su manera de hacer sobre el escenario. "La arquitectura me ha dado el conocimiento del espacio y el claqué, el del tiempo", acepta Mira, quien reconoce ambos elementos como definidores de su manera de hacer: "Todos los arquitectos tendrían que bailar. Siempre digo que la arquitectura es el arte que tiene una vida más larga mientras que la danza es la más efímera; pero, aunque parezcan extremadamente opuestos, lo cierto es que los espacios necesitan de alguien que los baile y que los construyes cuando los bailas". Y si la arquitectura es marca de la casa en sus espectáculos, también lo es la presencia de un monolito.
Si Toni Mira se trata de recordarla primera vez que este elemento, entre estructura geométrica y roca, apareció en uno de sus espectáculos tiene que remontarse muy atrás, casi hasta sus inicios. Desde entonces siempre ha sido presente, siempre le ha servido como un punto en el que apoyarse y un objeto con el que jugar: "Es también un homenaje a Kubrick y a 2001: una odisea del espacio, una película que siempre me ha fascinado", apunta el bailarín, que ha recuperado su roca para Monòlit, un montaje en el que combina la danza con la palabra y también con la canción. "Todas ellas son herramientas con las que me siento muy cómodo", apunta Mira que no sólo canta aSerrat sino que, cuando charla, va desgranando ante el público algunas de las preguntas que le han preocupado y con las que se ha entretenido a lo largo de su vida, preguntas a las que, en muchos casos, todavía está buscando respuesta: "Se trata de un espectáculo muy sincero. No pretendo decir grandes verdades pero lo que sí que hago es desnudarme", desvela Mira, que ha construido su Monòlit a partir de muchas de las experiencias que ha vivido. Por eso están presentes sus padres y, también, sus hijos.