De todos los gustos y variados sabores. Porque no hay una única manera de entender el teatro, ni a todos los espectadores les gusta lo mismo, ni todos los espectáculos se asemejan, ni todos los creadores están interesados en explicarnos lo mismo. Así que el Barcelona Districte Cultural intenta trazar un amplio abanico con las seis propuestas que llegan a su cuarta edición y que viajan desde la apuesta por la investigación de nuevas maneras de contar de una joven creadora, Verónica Navas con Hasta agotar existencias (Ensayando para que la muerte de mí madre no me pille desprevenida) a Ricky, el profesor de tenis, de La Mano Jueves, que busca descarada desacomplejadamente la risa del espectador.

Si Verònica Navas busca una nueva manera de subir a los escenarios y relacionarse con el público en Hasta agotar existencias, una falsa conferencia sobre cómo afrontar la muerte de una madre, tampoco es convencional la puesta en escena de Barcelona (contra la paret), una propuesta de Lali Álvarez -a quien ya conocemos porque nos presentó Ragazzo- con un montaje que desvela algunas de las miserias de la ciudad en una fiesta compartida entre público y actores.

También estarán de fiesta los espectadores que acudan a Festa de balls per salvar el món, la propuesta de La Generació Feliç que defienden sobre el escenario Jordi Vilches y Maria García Vera, un espectáculo que nos hará bailar con algunos de los hits de las últimas décadas, desde la Lambada a Single ladies (Put a Ring on It) de Beyoncé o Thriller de Michael Jackson.

Y si queréis música, dos tazas, aunque la segunda resuene al Danubio azul, porque  Àries de reservat, la propuesta de Marc Rosich, Elena Martinell y Glòria Garcés, es una comedia de valses y de muerte en la que una soprano y una pianista ven morir a su público mientras interpretan los mejores valsos de Strauss. Y tampoco podemos olvidarnos de nuestra payasa, Pepa Plana, que ha decidido recoser la historia de Penèlope cansada de esperar a Ulises.