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Otoño 2024

"No solo quiero hacer reír, quiero transmitir emociones"

13/02/2018
Toti Toronell, "un payaso Augusto excéntrico", nos invita a su teatrillo de feria

¡Bienvenidos! ¡Pasen, vean y rían! Porque Toti Toronell les está esperando en su circo portátil. "No es un circo. Me gusta más decir que es un teatrillo de feria donde enseño cosas que yo mismo he construido". Pero cosas ¿cómo que? "Como mis autómatas, unos muñecos que no van con motor sino con una manivela para darles cuerda", explica este payaso que ahora se pasea por los equipamientos del circuito del Barcelona Districte Cultural con Libèl·lula, título de un montaje donde el sonido de la l se tiene que alargar tanto como sea posible, disfrutándolo, como también disfrutaremos de lo que pasará en la pista.
"La idea de Libèl·lula me vino porque la gente que venía a mi taller se lo pasaba muy bien con todo aquello que veían y que yo les enseñaba", explica Toti Toronell, que en este taller ha construido continente y contenido del pequeño teatrillo que pasea con Libèl·lula hasta en su más mínimo detalle: la taquilla, la pista, el particular y hablador reloj de cucut que adorna la parte superior del telón... Todo. También es Toti quién hace todos los trabajos en su circo: la taquillera se le asemeja, también el acomodador... "El reto era hacer un espectáculo a solas. Decidí que tenía que ser así porque me apetecía que lo fuera, no para demostrar nada, ni a los otros ni tampoco a mí mismo", apunta Toronell, quien asegura que trabajar en solitario no ha sido ni más fácil ni más difícil que hacerlo en equipo y que tampoco le ha dado más ni menos satisfacciones, simplemente satisfacciones diferentes.
"Ahora, de todos los que he hecho, Libèl·lula es el espectáculo que más me gusta. Pero sólo lo es porque es el que ahora estoy haciendo", dice Toti con la sencillez con que sólo puede tener un payaso, un "payaso Augusto excéntrico", que es como él mismo se define, un payaso Augusto que, como que es excéntrico, puede prescindir de la nariz roja. "El payaso trabaja sobre la lógica ilógica, en ese momento en que las soluciones siempre acaban convirtiéndose en problemas", explica  Toti, que añade que difícilmente podría haber sido otro tipo de payaso: "Somos como somos. Y tenemos la historia de payaso que llevamos dentro", añade para justificar su elección de payaso torpe, siempre a punto de caer y de hacer que todo se tambalee, siempre a un paso del desastre y de la sonrisa
"Como payaso me gusta jugar con las emociones. No sólo provocar risa, sino transmitir emociones... Emociones de mucho tipos pero que le lleguen al espectador". Y si lo hace así, debe de tener razón porque pocos payasos tienen una historia tan larga como la que él acarrea: "Hace 25 años que hago de payaso, pero no hace tantos que soy payaso. Un payaso lo es a partir de cumplir los 40 años; antes sólo haces las prácticas"

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