Marc Parrot no vendrá con su yurta, pero las canciones de Refugi, las que compartirá con los espectadores del Barcelona Districte Cultural, mantendrán todo su carácter intimista. Porque Marc Parrot está convencido de que necesita estar muy cerca de quien la escucha para poder emocionarlo.

-¿Por qué la necesidad de un refugio?
Los espacios condicionan y favorecen un ambiente determinado. Sentirte seguro y tranquilo te predispone a escuchar y a disfrutar. Cuando empecé a preparar este espectáculo venía de hacer muchos conciertos en acústico y me había dado cuenta de que cuando tenía al público muy cerca la gente escuchaba las canciones de una manera diferente y les gustaban mucho más. De alguna manera quería recrear este ambiente y poderlo controlar.

- ¿De que necesitamos protegernos? Tu Refugi ¿es un espacio físico, mental...?
No se trata solo de 'un cobijo, más bien es encontrar el espacio físico y mental que nos permita este acercamiento entre nosotros y con nosotros mismos, es entonces cuando las canciones desarrollan todo su potencial para emocionar.

-¿Son las canciones de Refugi las más íntimas que ha presentado Marc Parrot? ¿Las más sencillas?
He hecho un esfuerzo por explicar de una manera más clara y directa lo que quería. En esta ocasión no he sentido la necesidad de protegerme. Me he sentido seguro de tener cosas buenas para compartir.

- ¿Cómo cambia el espectáculo ahora que lo presentas sin yurta? Y ¿por qué decidiste buscar un espacio tan singular?
La yurta con la que hemos hecho la mayor parte de la gira nos ha proporcionado este espacio controlado del que hablaba y que compartimos con el público de una manera muy poco ortodoxa para lo que sería un concierto: Estamos muy cerca físicamente, nos damos la cara y la espalda continuamente, escuchamos todos la misma mezcla del concierto... Son cosas que normalmente no pasan en un escenario. Estos condicionantes han propiciado una nueva complicidad entre los músicos y una manera especial de interpretar estas canciones que se percibe también cuando no tenemos la yurta. Para preparar estos conciertos hemos cambiado algunas piezas del repertorio que no funcionaban tan bien sin este espacio y hemos incorporado otras canciones que hacemos en formato trío por primera vez.

-¿Qué se mantiene del trabajo con Los Galindos? ¿Qué aprendiste trabajando con ellos?
Conocer a Los Galindos y su espacio me resultó muy inspirador, las canciones de Refugi las compuse mientras íbamos creando el espectáculo, es por eso que todas llevan en su esencia este espíritu de hacer confidente y ponen al oyente en el mismo bando. Trabajamos el espacio y el tono mientras nos dirigimos al público, todo esto es un trabajo que ahora nos ayuda a adaptar el concierto allá donde vayamos, el tono intimista y de proximidad se mantiene porque las canciones lo piden. También los músicos que me acompañan son los mismos.
Aprendí a desnudarme de imposturas, a ser algo más disciplinado y a enfrentarme a mi trabajo con humildad.