Mujeres que tejen redes
Si alguien quiere saber qué significa empoderar, sólo hace falta que asista a una de las dos funciones de Rebomboris en La Bonne y conocerá a un grupo de mujeres a quienes el escenario empodera. Mujeres que hablan de mujeres, mujeres tejiendo red con otmujeres, mujeres que cuidan de alguien y a quien alguien, en el futuro, también tendrá que cuidar, mujeres poderosas a pesar de las muchas veces que han sido invisibilizadas o que no han sido tenidas en cuenta, mujeres que se emocionan y emocionan al espectador, mujeres que reclaman sus derechos, mujeres que cantan, mujeres que bailan, mujeres que ríen, mujeres que transmiten toneladas de energía. Mujeres que quedarán en la memoria de cualquiera que las haya conocido sobre este escenario, porque juntas son poseedoras de una fuerza que parece poder vencer cualquier obstáculo.
Marta Galán y Marta Vergonyós han trabajado con mujeres de diferentes colectivos (grupo del Antic Teatre, mujeres del sindicato Sindillar, mujeres del barrio, vecinas...) para construir juntas un espectáculo que no sólo repasa qué son, qué han sido, qué han significado y qué significan las redes de curas que tradicionalmente tejen las mujeres sino que ha creado con todas ellas una red de mujeres que cuidan unas de las otras, porque las mujeres que están sobre ese escenario además de mostrarse y de permitir que el espectador descubra algunos de sus secretos más profundos, de sus debilidades y de sus fortalezas, se ayudan y ayudándose enseñan a ayudar a quienes las contempla.
Rebomboris nace a partir del trabajo de meses con las participantes y muestra algunos de los momentos que han vivido juntas, como la visita por los diferentes espacios que a lo largo de los siglos han sido escenario, en el barrio de Sant Pere, Santa Caterina y La Ribera, de redes de curas de mujeres (impagable escuchar lo que les explicaba la historiadora Isabel Segura sobre cómo los museos y los centros de poder explican la Historia a partir de las guerras y la violencia y no de las curas y de la vida) y también las reuniones donde todas las mujeres compartían reivindicaciones y donde algunas de las que actualmente malviven como trabajadoras del hogar se otras más mayores que en los años 50 y 60 malvivían también de trabajos precarios y sueldos indignos. Las condicionas laborales, las enfermedades propias de las mujeres como consecuencia del tipo de trabajo que tienen que hacer conviven sobre el escenario con momentos mucho más íntimos, como cuando estas mujeres recuerdan a aquellos a quienes han cuidado: muy especial es el momento en que una mujer de procedencia africana explica el miedo que pasó en el viaje en patera hacia España embarazada de ocho meses y pensando que podía perder a su hijo, a quien ha bautizado con el nombre de Milagro.
Y un milagro parece también lo que estas mujeres consiguen en el escenario: emocionarnos con su verdad y devolvernos a la calle cargados y renovados con las toneladas de energía que desprenden.