Una mujer de armas tomar. De rompe y rasga. Y un clérigo que nadie diría que pueda haber roto un plato en su vida. Aunque, quizás, sólo sean las apariencias, que ya se sabe que siempre engañan. Ambos son habitantes de la azotea de un edificio desde donde se pueden ver el resto de azoteas de la ciudad de Roma. Y es en esta azotea, mientras la lavadora da vuelta tras vuelta, donde se encuentran, se pierden, se esconden y se descubren. Una y otra vez. Hasta que ya no sabemos si es que se quieren perder o si es que están perdidos. Condenados. Porque la luz del atardecer invita a pecar. Y en esta azotea -su azotea y el de su lavadora, tercer vértice de este ménage à trois - la luz baila con una música de Nino Rota.

¿Un amor imposible? Seguro. ¿Un amor dulce? Imposible. ¿Un amor azucarado? Nunca, si quienes bailan este Dios Menguante son Mar Gómez y Xavi Martínez -la versión reducida y íntima de la compañía Mar Gómez- que triunfaron, y todavía lo hacen, con este espectáculo que hace ya casi una década que estrenaron y que tantas alegrías les ha dado: además de muchos aplausos, con él han logrado un Max y un Ciutat de Barcelona.

Y no es que ahora hayan recuperado Dios Menguante, porque lo cierto es que nunca han dejado de representarlo, pero Barcelona Districte Cultural sí que les ha ofrecido la oportunidad de volverlo a presentar en Barcelona; el pasado domingo lo hicieron en los Lluïsos d'Horta, con una sala llena que los premió al final con una ovación tan apasionada como lo había sido el amor que habían presentado sobre el escenario y el baile con que lo habían hecho.

Y si alguien quiere saber si este amor vivido en las azoteas acaba remojado o centrifugado, todavía tiene tres oportunidades más: el 16 de marzo, en el Centre Cívic Tomasa Cuevas; el 12 de abril, en el Casinet de Hostafrancs; y el 14 de abril en Can Clariana Cultural. ¡No las dejáis escapar!