En los Lluïsos de Horta, el teatro es una tradición muy arraigada. Poco después de que fuera inaugurado como centro católico, allá por el 1866, ya acogía una sección dedicada al teatro y llenaba la platea de su local de vecinos con ganas de representaciones. Ahora, cuando ya han pasado 150 años, los Lluïsos de Horta, claro exponente de la importancia del movimiento ateneístico catalán, continúan dedicando parte importante de su programación al teatro. "Tenemos un escenario bastante grande y programamos espectáculos amateurs que preparan los diferentes grupos de teatro y danza de la entidad", explica Núria Font, la responsable de la programación del espacio, quien añade que también disponen de una oferta bastante amplia de espectáculos musicales: tardes dedicadas al jazz, mañanas a la música clásica, vermuts musicales... Es por esta razón que, cuando recibieron la invitación para participar en el Barcelona Districte Cultural, optaron por escoger espectáculos de las disciplinas que tienen más olvidadas, es decir, la danza y el circo, "son dos de las modalidades que pocas veces podemos ofrecer", confirma Núria Font. No obstante, la programadora tampoco ha dejado pasar la oportunidad de presentar en Horta el montaje de Marc Martínez (25 de junio); en cambio, en otoño, su apuesta es por Toni Mira y Monòlit, Somnis de sorra y Mobilus, de Addaura Teatro.

"Creemos en la cultura de proximidad", explica Núria Font, "creemos que abrir y compartir nuestros espacios es un deber de que tenemos con la gente que conforma el barrio para así poder disfrutar todos juntos", añade. Pero, de igual manera que se muestra satisfecha de que se haya puesto en marcha una iniciativa como el Barcelona Districte Cultural, quiere compartir dos reflexiones: por un lado, reivindicar que hay muchas personas y entidades que hace mucho que trabajan para hacer llegar la cultura a todos los barceloneses; y, por otra, se plantea la conveniencia de que esta propuesta sea gratuita: "Ofrecer cultura sin ningún coste puede acercar a personas que quizás no lo podrían hacer si tuvieran que pagar, pero también hace que perdamos la conciencia de que todo requiere un esfuerzo y que, si queremos profesionales en el mundo de las artes escénicas, hace falta que todos contribuyamos".