"La voz en directo es lo mejor para captar la atenció de las criaturas"
Seguro que cuando lo miréis, cuando lo escuchéis, cuando sintáis cómo lo disfrutan las criaturas no pensaréis que detrás de Kl'aa, la teva cançó se esconde tanta reflexión y tanto conocimiento sobre los pequeños y sobre su manera de despertar al mundo y de comunicarse con él. Pero Inspira Teatre, con Esther Westermeyer como alma y fundadora, ha trabajado mucho sobre la manera en que los bebés empiezan a relacionarse con ellos mismos y con aquello que los rodea. Tanto que han decidido que si quieren acercarse a ellos, si quieren atraer su atención, lo mejor que pueden hacer es cantar.
¿Por qué fuisteis a buscar tan lejos el título de vuestro espectáculo?
Kl’aa significa cantar en lengua hadzabe. Quisimos viajar hacia el África Oriental porque allí, en la Gran Falla del Rift, se encontraron restos paleontológicos y arqueológicos de los homínidos más ancestrales. Hemos querido ir al origen de la comunicación humana, acercarnos más a los primeros sonidos que hicimos como especie, para acercarnos también a los primeros sonidos que hacen los bebés porque partimos de la premisa de que la evolución del psiquismo infantil reproduce la evolución humana (la ontogenia reproduce la filogenia). También hemos comprobado que las estructuras fisiológicas de producción de la voz son muy parecidas entre los primeros homínidos y los bebés.
¿Y por qué cantar?
Es lo que hacemos durante casi todo el espectáculo. Nuestros espectáculos se basan mucho en la voz. La mayor parte de la música del espectáculo está compuesta a partir de las improvisaciones que hacen los mismos niños y niñas cuando cantan mientras juegan. Nosotros las grabamos y las arreglamos para convertirlas en canción.
Dice la leyenda que cada persona tiene una canción que es suya, la Canción de la Vida. Una vibración especial que la hace ser única. A partir de que vayamos sonando y madurando, vamos construyendo nuestro camino, el que nos hará ser quién somos.
La voz está desnuda yeso nos permite compartir a un nivel que no estamos acostumbrados, en cambio los bebés y los niños pequeños son altamente sensibles a este nivel de diálogo. Es una gran herramienta de comunicación profunda en general y con los bebés en concreto.
La voz en directo es la mejor manera de captar la atención del niño y de la niña y de transmitir afectividad profunda. Es la voz, el movimiento, el nivel de energía, la creatividad y la afectividad que pueda generar, lo qué guiará a los niños a entender el significado de la música y de que le estamos transmitiendo.
¿Utilizáis las canciones como herramienta de descubrimiento para los pequeños?
La música no está fuera de las personas sino en las personas. Es la expresión más grande y genuina del espíritu del ser humano, tan básica para su desarrollo y su existencia como lo es el lenguaje. A través de la música los niños adquieren mayor conciencia de sí mismos, del entorno y de los otros; y aprenden una forma valiosa de canalizar y transformar sus emociones. Con la música pueden desarrollar de manera única su imaginación y su inabarcable creatividad y, en definitiva, vivir una vida más llena y feliz.
En general, utilizamos canciones sin texto. Nos interesa hablar el lenguaje de los bebés, que surja un ambiente donde ellos y ellas se sientan muy próximos e identificados. La mayoría (no todas) carecen de texto por dos razones: porque en esta edad solo farfullan y todavía no tienen consolidado el lenguaje y, la principal, por que el texto distrae (sobre todo para los que empiezan a ser mayores).
Cantar las canciones con una sílaba neutra como pa, ma, to, ca, etc. pronunciadas en la parte frontal de la boca, es lo más próximo al bebé porque es así como empieza él sus propias vocalizaciones.
Y será a través del movimiento que el niño pueda poner en relación sus propios procesos rítmicos internos con el ritmo de la música. El niño escucha con todo el cuerpo. Aquello que el cuerpo empieza a explorar para comprender, la mente lo puede asimilar para integrar. La música es emoción, energía y movimiento y esto solo se puede comprender a través de todo nuestro cuerpo. No podemos entender lo uno sin lo otro.
¿Cómo trabajáis para mantener la atención y la curiosidad de niños tan pequeños?
Consiguiendo el ritmo justo que ellos necesitan en el espectáculo, que generalmente es diferente del de los adultos o del de los niños más grandes. También hemos intentado acercarnos mucho a ellos a través de los sonidos y de la música que aparecen en el espectáculo. La atmósfera sonora es un medio ideal para cautivarlos. Todo está basado en los sonidos que ellos hacen cuando aprenden a hablar y cuando balbucean y por tanto no los resulta lejano ni desconocido. Creo que un movimiento fluido del cuerpo, el contraste de luz/oscuridad, el contraste de energías diferentes en las diferentes escenas y que nosotros también nos lo pasamos bien mientras hacemos el espectáculo y sentimos esta curiosidad hacia el descubrimiento hacen que también conectamos más con ellos porque se pueden sentir identificados.
¿Cuál es el mundo que queréis ayudarles a descubrir?
A ellos mismos. Es el periodo donde descubren su YO y a partir de cómo se van construyendo (su personalidad, su sonido) pueden empezar a socializarse con los otros.
¿Por qué la idea de jugar con el huevo, de romper el huevo y salir?
El espectáculo empieza con un nido lleno de huevos. Este nido representa el útero materno y por eso durante la entrada de público se siente el sonido del corazón de la madre y de los sonidos que siente un feto cuando está dentro del vientre (tanto los que vienen de la madre como los que provienen de fuera, del exterior). Vamos naciendo despacio gracias a nuestra "mama" y a nuestro "papa".
Vamos naciendo con curiosidad por saber qué nos encontraremos afuera. Es un espacio totalmente desconocido (y tenemos una percepción masiva e indeterminada) y gracias a los padres el bebé es capaz de avanzar sobre la indeterminación y de discriminar.
Empezamos a descubrir qué hay afuera. Y también el placer de arrojar objetos y de ver qué pasa. En este caso los huevos. Me pregunto si el huevo soy yo. ¿Me pertenece? Juego con él. Jugando voy descubriendo y aprendiendo. El huevo me produce ternura, ganas de experimentar. Es conocido y agradable y a la vez un objeto que me permite ir más allá. Constituye una parte casi inseparable del bebé. La primera posesión de algo que no soy yo. Se encuentra a medio camino entre una cosa subjetiva y una objetiva (desde nuestro punto de vista, el objeto viene del exterior pero el bebé no lo vive así. Y a la vez tampoco viene del interior porque no es una alucinación). Se trataría de lo que denominamos un objeto transicional, como los peluches. Los objetos transicionales facilitan la diferenciación entre fantasía y realidad, facilitan la diferenciación entre el bebé y la madre.
En este caso los huevos también representan nuestros genes y son portadores de las herramientas que llevamos cuando nacemos. De allá irán surgiendo las piezas que harán posible la construcción de nuestro camino como personas.
Al final del espectáculo, el nido (la escenografía) y también otras objetos que van apareciendo sirven para ir construyendo juegos cada vez más elaborados y construcciones más maduras a medida que se van haciendo mayores. Sería el momento del conocimiento del tú, del otro y de cambio de roles. Y, al final, ya quieren descubrir el mundo que hay más allá del espacio escénico (que el teatro no deja de ser un espacio entre el mundo de la fantasía y la realidad, un espacio transicional, como el juego). Ya están preparados para socializarse.