La ternura de los payasos es La Pera
Son payasos. Y solo los payasos son capaces de hacernos reír con la más triste de las historias: la de alguien que lo pierde todo y tiene que emprender un largo viaje para conseguir encontrar otro cobijo, otro árbol, otro bosque o otra casa donde vivir y intentar ser feliz.
Son payasos. Y solo los payasos pueden hacernos creer que un baobab está hecho de escobas, una patera es uno de aquellos sacos grandes y blancos que encontramos por la calle para dejar los escombro de las obras y una seta es un cono rojo de tráfico con un capazo de paja como cabeza.
Son payasos y solo los payasos consiguen que todos, grandes y pequeños, rían cada vez que uno le planta al otro n sonoro bolet (o tortazo) en la cara o dice pastelera en lugar de patera o dice que un cactus 'pincha porque tiene mucha punchería'.
Son payasos. Payasos de los benos, de los que rezuman ternura. Y son unos payasos, además, que no solo quieren hacernos reír sino que también nos quieren hacer pensar, reflexionar y comprender que quién llega a nuestro país después de haber sufrido y sufrido, después de haberlo perdido odo y de haberse quedado sin nada, se merece ser bienvenido, se merece que lo tratemos como a un igual, como a un amigo.
Son payasos. Y son La Pera Llimonera. Y con ellos y su Baobab, su ardilla y su seta hemos subido el telón de la séptima edición del circuito Barcelona Disrcie Cultural. Lo hemos hecho desde el escenario del CC Parc Sandaru. Y ha sido una fiesta. Porque una tarde, cualquier tarde, con unos payasos siempre se conviere en una fiesta.