"Hemos aprendido que existe una capacidad de todos los públicos para percibir la poesía en el mundo que nos rodea."
Este espectáculo fue estrenado el 2020 con motivo de los 15 años de la compañía. ¿Qué habéis aprendido de estos 16 años recibiendo el amor del público y los críticos? ¿Fue así desde el principio?
Lol que hemos aprendido es que existe (como lo hemos pensado siempre), una capacidad de todos los públicos para percibir la poesía en el mundo que nos rodea. Hemos decidido, hace ahora siete años, dejar de banda las salas para ir a la calle, para encontrarnos con un público diferente, que a menudo no va a las salas. Hemos encontrado que nuestro trabajo, que intenta combinar la poesía del movimiento y la posibilidad de ser leído por diferentes públicos, llega muy bien a implicar la gente, a crear una experiencia inclusiva, feliz y optimista. Creo que dentro del mundo de la danza en la calle, hemos hecho un trabajo que ahora está reconocido, premiado, y con críticas buenas. La combinación de estas dos cosas nos hace mucha ilusión.
Nuestros principios han sido más difíciles, quizás porque encara nuestro trabajo no era bastante maduro, o simplemente por mala suerte. La suerte, el buen momento, el buen lugar y la buena persona son factores determinantes también en la hora de entender porque ahora tienes éxito. Es también una lección de humildad. Cuando empiezas a tener un lugar en el panorama, cuando tenso buenas críticas, y haces más bolos, también te da más confianza, y trabajas mejor porque voces que el que tú te imaginas y sientes también lo pueden imaginar y sentir otras personas.
- Habéis ganado un montón de premios en toda vuestra trayectoria. ¿Cuál ha sido lo más importante para vosotros?
Todos han sido importantes porque siempre llegaron a momentos donde nos daba una confirmación que los años de trabajo que llevábamos tenían sentido. Quizás el que más me emocionó fue el premio Moritz, en Fira Tàrrega en 2017, porque era el estreno de la pieza Conseqüències, y que los días de Tàrrega siempre son muy intensos. A título más personal, el premio Dansacat 2020 fue un momento muy emocionante también. No soy realmente del mundo de la danza, y recibir este premio fue un reconocimiento importante.
- Echoes es la tercera parte de una trilogía que empezasteis contigo Tú vas Tomber! en 2015. ¿Por qué tres partes? ¿Qué queréis transmitir en esta última como punto final?
Tres partes porque la primera, Tú vas Tomber!, fue como una intuición, una pieza que creamos sin saber muy bien si iba a funcionar, ni si podría llegar al público. Después de ver que este trabajo interesaba, y que tocaba la gente, quisimos hacer una segunda pieza, Conseqüències, que fuera una evolución de este trabajo, una confirmación de esta intuición. También quisimos crear un espectáculo donde la relación con el público fundido más integrada, y llevar las ideas de la primera pieza a un nivel más desarrollado.
Echoes es una pieza que al inicio, tenía que ser medio itinerante, donde el público se desplazaría con nosotros, y esto lo vemos como un paso más de la evolución de este trabajo. Pero llegó la pandemia, las distancias, las mascarillas, y tuvimos que cambiar de plan. Estas restricciones nos hicieron descubrir una manera diferente de trabajar con el público a partir del canto, que se piensa como una manera de tocar el otro sin contacto físico. Continuamos creando en la misma dirección porque sentimos que no habíamos acabado, que todavía nos quedaban cosas a decir con esta línea de trabajo. Creo que Echoes quiere transmitir la necesidad y la realidad de las conexiones entre nosotros. Queremos mostrar como ser ecos unos de los otros puede ser una suerte, algo que nos hace mejores.
- Con el espectáculo queréis explicar cuál es la relación entre la realidad y la ficción. ¿Cuál es esta relación para vosotros?
Creo que pasamos una parte de nuestra educación creando fronteras, territorios que no comunican. Esto es la realidad, esto es una ficción. Esto va en serio, esto es un juego. Esto es racionalidad, esto es locura, etc, etc. Pero pienso, que estas fronteras son trampas que si a veces nos permiten entender como funciona el mundo, nos llevan a ver las cosas de manera equivocada. La ficción es presente, tengo ganas de decir, a cada segundo de nuestra vida. Estamos permanentemente creando historias, realidades ficcionales que nos permiten vivir, y sobrevivir. Veo esta persona haciendo deporte por la calle, y pienso "qué historia se está explicando por dentro? ¿Cómo se ve? ¿Cómo se imagina haciendo el que hace?". De pequeño, y ahora lo veo con mis hijos, me imaginaba en cada salida que hacía con la bici que me encontraba en una etapa del Tour de France. Yo creo que nuestras ficciones evolucionan, se hacen a veces más complejas, pero que no dejamos de usarlas para representarnos a nosotros mismos en lo que hacemos, decimos o pensamos cada día. El problema a veces llega cuando no somos capaces de reconocer nuestras ficciones. Y a medida que vayamos haciéndonos grandes, nos olvidamos despacio que son ficciones, y pensamos que estamos viviendo una realidad que pienso no es realmente perceptible. Lo que queremos con esta trilogía es recordar esto y recordar lo agradable que es hacer ficciones en nuestras vidas.