Salió al escenario al grito de "Guerra, guerra", porque de esto hablaba su primera canción. Prometió "soroll, soroll" ("ruido, ruido"). Y pidió al público que le ayudaran a subir el ambiente con el reclamo de "Amunt, amunt" ("Arriba, arriba"). Y Yacine & The Oriental Groove -o lo que es lo mismo, Yacine Belahcene y sus músicos-convirtieron el escenario y la pista de baile del Centre Cívic Tomasa Cuevas en una fiesta. En una gran fiesta. Era lo que la noche reclamaba, porque suponía el debut del equipamiento de Les Corts en el Barcelona Districte Cultural.

Yacine y sus músicos cantaron al exilio; a este progreso que tantos callejones sin salida esconde y que ellos no tienen claro que nos ayude a avanzar; a las mujeres argelinas -que ejemplificaron en la Cheikha Rimitti, la que fue reina del rai-; y también a la Barcelona de la especulación inmobiliaria y la gentrificación, la que está haciendo que muchos tengan que dejar la ciudad para poder encontrar alquileres asequibles. "Nosotros ya no podemos vivir aquí, porque los alquileres cada vez son más caros y los músicos cada vez ganamos menos", explicó Yacine desde el escenario para introducir una canción que también tiene un punto de crítica hacia aquella Barcelona mestiza que tan de moda estuvo hace unos años y que él tan bien conoció como líder de Cheb Balowski.

Pero las canciones de Yacine & The Oriental Groove, reivindicativas siempre, lucen unos ritmos endiablados que pocas caderas consiguen esquivar. Así que "amunt, amunt", porque la noche logró ser una verdadera una fiesta. Una de esas que quedan en el recuerdo.