Barcelona Cultura

El circuito cultural en los barrios de todos los distritos de Barcelona. Entrada gratuita

Próxima temporada otoño 2024

“Vivir en el pasado o olvidar: dos formas de huir”

24/09/2020
Teatro
Mar Monegal ha escrito y dirigido ‘Ramon’, una obra que habla de la pérdida y de la memoria

Dice Mar Monegal, autora, directora, que nunca se lo había pasado tan bien como escribiendo este monólogo que tenía que interpretar el actor Francesc Ferrer. Un monólogo que parte de una situación demasiado frecuente en estos tiempos: después de una separación, un hombre de 40 años tiene que volver a casa de su madre buscando una juventud que se hace difícil de encontrar.

 

Vivir en el pasado u olvidarlo, ¿de esto habla Ramon?

No es el tema central de la obra, pero sí.

En Ramon se recuerda. Y se olvida.

Mi motor a la hora de escribir el texto fue explorar los conceptos de pérdida y de memoria. Así como la mezcla de estos dos conceptos: la pérdida de memoria. A partir de aquí la obra habla de otras muchas cosas...

Ramon, en su habitación de adolescente, recuerda su niñez y su adolescencia y, en este caso, los recuerdos le permiten encontrar refugio para escapar de un presente donde la vida hace subida.

Y mientras él recuerda, su madre olvida.

Mientras escribía el texto, leí una idea que me hizo pensar. Leí que metafóricamente, el Alzheimer se puede interpretar como la necesidad de desconectarse para dejar de sufrir, y para dejar de cuidar y pasar a ser cuidado. Evidentemente es una lectura poética.

¿Vivir en el pasado o olvidarlo?

Curiosamente... las dos son maneras de huir de un presente que nos hace sufrir. Son las dos maneras opuestas de huir.

 

¿Tan difícil es hacerse mayor?

Más que hacerse mayor, lo que es duro en Ramon es el contexto socioeconómico que nos acompaña en este hacernos mayores.

En el caso de muchas personas de nuestra generación representa tener que volver a casa los padres (porque tú en solitario no te puedes pagar un alquiler).

Es llegar a la edad adulta con trabajos intermitentes y precarios a menudo poco relacionados con aquello que has estudiado.

Saltar de etapa comporta ganancias y pérdidas.

En cuanto a los 40, se pierde juventud pero se gana madurez

Él no quiere madurar, pero el contexto vital no le dará alternativa.

Porque en realidad madurar es inevitable.

 

¿Habla Ramon de la necesidad de responsabilizarnos de nuestra vida y de la vida de aquellos a quienes queremos?

Sí. En el caso de Ramon, hacerse mayor (madurar) significará dejar de mirarse el ombligo y empezar a pensar en los otros.

Dejar de esperar que todo el mundo le cuide y ser él también cuidador.

Al comienzo del espectáculo, Ramon vive la vida como un adolescente, un Peter Pan que rehúye las responsabilidades y va a lo suyo sin comprometerse con nada. Se aferra a su discurso idealista sobre la libertad.

Es el pequeño de tres hermanos y el consentido de la madre. No quiere cambiar el rol que ocupa porque ya le está bien y no quiere perder los privilegios.

Si pudiera, Ramon congelaría el tiempo.

En el espacio escénico hay una bicicleta estática como símbolo de alguien que pedalea sin moverse. Está atrapado en la eterna adolescencia porque no quiere dar el salto a la vida adulta... no quiere hacerse mayor.

Pero llega un momento en que la vida le planta una serie de situaciones que consiguen que su mundo se tambalee, y no le queda más remedio que asumir responsabilidades.

 

¿Queréis reivindicar a los cuidadores?

Para nosotros, el espectáculo es un retrato de los nacidos a los 80's y, sobre todo, un homenaje a las madres. Es ácido, es irónico y es emotivo.

En la obra tratamos el tema del Alzheimer desde el punto de vista de un hijo que ve como la figura materna se desdibuja, se desvanece.

Las enfermedades degenerativas son enfermedades que afectan a quién las sufre y a todo el núcleo familiar. Son enfermedades sistémicas. Y cuando la persona afectada es el eje de la familia, la sacudida familiar todavía es más fuerte porque todo se colapsa, y el sistema se tiene que reinventar. Ya no funciona. Y tenemos que redescubrir nuestros roles.

 

¿Cómo fue la escritura del texto?

Para mí ha sido una experiencia preciosa y, probablemente, el texto con el que mejor me lo he pasado escribiendo.

Es el primer monólogo que escribo y he descubierto que es un formato con el que me siento muy cómo.

Como que tenía muy claro el contenido y la voz narrativa, la escritura fue fluida. Generé páginas y páginas de material pero descarté muchas escenas para concentrar la obra en 90 minutos.

El material que no sale a la función lo compartí con Francesc y eso nos permitió visualizar el universo de Ramon con más precisión y construir un background del personaje más rico y completo.

 

¿Y por qué decidiste también dirigirlo?

La dirección de actores es la parte del proceso que más me gusta.

Me gusta mucho que el espectáculo se vertebre a partir del trabajo actoral, de la energía, del ritmo y la emoción.

Para mí, escribir es el prerrequisito (un lugar por el que tengo que pasar) para después poder hacer la parte que me hace vibrar del proceso: los ensayos y la dirección de actores.

Para mí el teatro es energía y escribo siempre pensando en la puesta en escena. Cuando escribo teatro visualizo el tono energético del espectáculo y me gusta generar contrastes, saltos temporales y rupturas. No escribo acotaciones porque ya pienso en dirigirlo.

Los textos que escribo llevan implícito un reloj interno y el ritmo y la energía de la puesta en escena es clave.

 

¿Es un texto escrito para Francesc?

Absolutamente. Fue él quien me propuso que le escribiera un monólogo.

He escrito el texto sabiendo que lo interpretaría él y he jugado tan a favor cómo he podido para que pudiera desplegar sus habilidades interpretativas y musicales. Mi objetivo era crear una pieza que mezclara comedia y drama, donde el arco evolutivo del personaje fuera potente y viéramos madurar a Ramon en escena.

 

¿Cómo trabajasteis el tema musical? ¿Estaba desde el principio? ¿Creció durante el proceso de ensayos?

Como que Francesc, aparte de actor, es músico y compositor, nos pareció interesante que en el espectáculo hubiera canciones y música en directo. Así que planteé una dramaturgia donde la presencia de la música quedara justificada.

Francesc es buenísimo inventando melodías con la guitarra y, para crear momentos poéticos, durante los ensayos probamos de musicar algunos fragmentos del texto.

Aparte de esto, nos hizo gracia que Francesc pusiera una canción propia en el espectáculo, que no suena entera pero que quien quiera la podrá escuchar, de aquí a poco tiempo, en su próximo disco.

 

Habéis querido que al final se nos hiele la sonrisa... ¿por qué este uso del humor en una situación tan trágica?

En Ramon explicamos un fragmento de vida.

Y en la vida, el drama y la comedia, se mezclan constantemente.

Me gusta que en el escenario pase lo mismo.

Y Francesc es el actor ideal para este género. Es muy cómico y a la vez tiene mucha sensibilidad, así como un acceso limpio y directo a las emociones.

Es capaz de provocar risa y emoción a partes iguales.

Compartir