“Todo nació por la voluntad común de movernos juntos”
Llegados desde lejos para avanzar unidos. Lazuz, nombre de su espectáculo y de su compañía, reúne a un malabarista y un acróbata, artistas de disciplinas distintas que tratan de buscar un movimiento en común.
Vuestro espectáculo suma acrobacias y malabares, ¿cómo hacéis convivir ambas disciplinas en el escenario?
En 2013 nos reunimos por primera vez para trabajar una semana juntos e investigar sobre el movimiento entre el acróbata y el malabarista, determinar cómo lograr que las dos diciplinas puedan convivir en el mismo lugar y en el mismo momento. Queríamos investigar sobre cómo podíamos movernos los dos, cada uno con su diciplina respectiva, pero a la vez movernos juntos.
¿Es este proceso de búsqueda de conexiones el hilo argumental de ‘Lazuz’?
Al buscar la conexión entre las dos disciplinas surgió otro encuentro; el encuentro entre el malabarista y el acróbata. Es a través de la fisicalidad que exige cada disciplina que nacieron ambos personajes, Y son los personajes, cada uno con su lenguaje corporal, quienes cuentan y comunican en este encuentro.
¿Por qué el título de ‘Lazuz’, que significa moverse?
Los dos artistas de la compañía somos de origen israelí, y de ahí viene Lazuz que significa moverse en hebreo. Todo este encuentro empezó por esta voluntad común de movernos juntos.
¿Cómo os conocéis y empezáis a trabajar juntos?
El mundo de circo es muy pequeño, y aun más en Israel, siempre escuchamos hablar el uno del otro, pero la primera vez que nos encontramos fue en Israel en 2007 en un festival pequeño de circo. Cuando nos volvimos a cruzar para trabajar juntos era en 2013, cuando hicimos el primer laboratorio de búsqueda en Estocolmo.
¿Cuál es vuestra relación con la escena catalana?
Ron vive y practica actualmente en Barcelona, y Itamar tampoco está muy lejos. La conexión física se estableció en 2019 cuando la Central del Circ nos invitó a presentar un parte de nuestro trabajo, en una noche dedicada a jóvenes creadores.