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“Los recuerdos son el humo que producen nuestras vidas”

18/03/2021
La compañía Don Davel intenta atrapar retazos de memoria en ‘Le Fumiste’

Encerrar el humo. Atrapar los recuerdos y envasarlos. Conservarlos. A eso se dedica Davel Puente Hoces, más conocido por Don Davel, en Le Fumiste, un espectáculo en el que combina sus dotes de malabarista con pequeños trucos de magia y la poesía que desprende el teatro de objetos.

-¿Por qué el humo? Y ¿por qué hablar de la memoria?

Creo que la metáfora del humo fue la primera que vino a mi cabeza y la que impulsó toda la creación del espectáculo que vendría después. Estaba sentado viendo un puente romano en Mérida durante una gira y pensé que los recuerdos son el humo que producen nuestras vidas. Igual que un objeto que combustiona y produce humo, nuestras experiencias vitales, al desaparecer, producen recuerdos. ¿Qué pasaría si pudiésemos conservar esos recuerdos para siempre? ¿Y si fueran, físicamente, de humo? En aquel momento pensé que lo que pasaría si pudiéramos hacer eso, es que tendríamos un bonito espectáculo.

-Teatro de gesto, pequeños trucos de magia, acrobacias... ¿Cómo casas todo esto encima del escenario?

El circo, el teatro y la magia me han acompañado desde pequeño y por eso fue muy fácil integrarlos en este espectáculo, que habla de mis recuerdos reales. Creo que cualquier disciplina escénica puede ser un objetivo en sí misma, como lo es para los virtuosos, o una herramienta al servicio de otra misión. Durante muchos años trabajé para ser un virtuoso de los malabares, pero en Le Fumiste quise que todas las disciplinas estuvieran al servicio de las emociones que llenaban las historias que iba a contar. Puede que el nivel técnico bajara un poco con respecto a espectáculos anteriores, pero la experiencia emocional, tanto mía como del público, ha sido mucho mayor. 

-¿Definirías ‘Le Fumiste’ como teatro poético?

Sí, y me hace muy feliz definirlo así, porque pienso que la poesía es el mejor método que conozco para mejorar el mundo. Mi amiga Laura, que se encarga de la distribución de Le Fumiste, me dijo hace poco una frase que me marcó: "Los artistas somos mensajeros imperfectos de la poesía". Me siento muy orgulloso de utilizar todas las técnicas que he tardado años en perfeccionar para ponerlas al servicio de la poesía. 

-Has trabajado en ‘Le Fumiste’ con Zero en Conducta, una compañía que ya ha pasado por nuestros escenarios. ¿Qué tenéis en común? ¿Qué lenguaje compartís?

Zero en Conducta son buenas amigas a las que quiero mucho y son también mis maestras en lo que se refiere a teatro de objetos. Les admiro profundamente profesional y personalmente. Me ayudaron a dar vida a los objetos de Le Fumiste, entendiendo que no tengo la misma formación ni el mismo lenguaje en teatro gestual que ellas. Tienen la poesía a flor de piel y una sensibilidad enorme unido a un nivel técnico que me fascina. Tuve la suerte de pasar una semana entera en su casa ensayando y perfeccionando los detalles de cada escena de Le Fumiste en la que había animación de objetos. Creo que lo que tenemos en común es el amor por la profesión y la creencia de que es nuestra misión aportar lo mejor de cada uno en el escenario. 

-Malabarista y licenciado en Comunicación, es una mezcla curiosa, ¿no?

Los últimos años de la universidad los pasé haciendo espectáculos de malabares en calles y plazas. Cuando por fin me licencié, decidí seguir dedicándome a ello, ¡porque el escenario se había convertido en la verdadera comunicación audiovisual para mí! Desde entonces, todo lo que aprendí en aquella licenciatura de cinco años me ha servido muchísimo y he utilizado esos conocimientos del mundo audiovisual en cada espectáculo.

 

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