¿Dónde está el límite extremo del equilibrio? Ese instante perfecto en el que las leyes de la gravedad parecen vencidas, sobrepasadas, desaparecidas. ¿Dónde está el límite de nuestras capacidades? A veces lo logramos. Otras, no. A veces lo sobrepasamos. Otras, no. A veces nos caemos. Otras, no. 

OVVIO es un encuentro entre dos personalidades visiblemente opuestas, pero que llevan dentro la misma necesidad de riesgo, la misma abrumadora urgencia de descubrir hasta dónde pueden llegar sus cuerpos antes de que la física y la casualidad los derroten. ¿Dónde está el instante de perfección antes de la caída? El juego es la manera que tienen los protagonistas de buscar dicho límite y la confianza es el hilo necesario que los une y los empuja a seguir. OVVIO es un desafío.
 
En la escena encontramos a dos personajes, uno vestido de blanco y el otro de negro, y una arquitectura de planchas y barras de madera. En esa fotografía, surrealista y minimalista a la vez, con una estética elegante y sencilla, se desarrolla un juego extremo: la búsqueda de los límites del equilibrio entre los cuerpos y las construcciones generadas por esas maderas. La acción se genera en un clímax ascendente de tensión y adrenalina, donde cada construcción que generan los artistas con las planchas y barras de madera es más arriesgada e inesperada que la anterior, y donde el equilibrio se percibe cada vez más imposible.
 
Los dos personajes en escena, los artistas de circo David Diez Méndez y Tomas Václavek, se sumergen en su propio juego con entusiasmo y generosidad, sin esconder su humanidad, sus miedos y sus sentimientos recíprocos. Ni ellos mismos pueden imaginar hasta dónde los llevará ese juego.