Rama lama lama lama lama ding dong
Los setenta metros que van de la plaza de Can Roses a la Travessera de les Corts son un oasis de paz. A estas horas de la noche, los escasos comercios de la calle de la Aviació están cerrados: las oficinas bancarias, la panadería, el gabinete fiscal y el centro de terapias para la salud. Aun así, decenas de personas hacen cola para entrar en el número 5. Señores con tupé y señoras con cintas rojas en el pelo. Chaquetas de cuero, vestidos con estampados de tigre, cazadoras de teddy boy, faldas años 50, boinas vintage, patillas de palmo y distintivos de pandillas como los Rivers, los Dukes, los Rockers Cast-Izos, los Sun Billy’s…
Todo este personal podría estar participando en un cásting para el remake de la película ‘American graffitti’, pero lo que quieren es entrar en el New Underground. El llenazo será de los que hagan historia en este pequeño bar de Les Corts. Las entradas se agotaron hace días. Hoy actúa el quinteto alemán de doo wop The Chaperals. Algunos espectadores han viajado desde Lleida, Madrid y Bilbao para estar aquí. El concierto tardará un rato en empezar, pero Alex El Lagran, uno de los impulsores de las fiestas Stack-A-Records de rock’n’roll que acoge cada mes el New Underground, ya está pinchando fabulosos singles de época.
Suena un vacilón rhythm & blues de Eugene Church. Y un eufórico doo wop de Roy Tyson. Y un inflamado soul del sello Goldwax. “¡Los Crests!”, grita entusiasmado un tipo. En efecto, los Crests grabaron ‘Good Golly Miss Molly’ en la cara b del single que editarían en 1959. El ambiente está calentito. Ya no cabe un peine. Achim, Stefan, Sandra, Michael y Nils, los cinco Chaperals, tendrán que abrirse paso entre la gente para llegar al escenario. En la tarima no hay ni un instrumento. Solo cinco micrófonos. Será un recital 100% a capela.
Escalera de color
El anfitrión del grupo es Gustavo Castañeda, un tinerfeño que habla alemán y, además, es cantante de doo wop. Nils domina el inglés y Google Translator le ha proporcionado la única frase en castellano que necesita: “Es un honor para nosotros cantar hoy aquí”. Acto seguido, presenta uno tras otro los grandes clásicos del género como quien despliega sobre la mesa una escalera de color imbatible: ‘Duke of Earl’ de Gene Chandler, ‘Adorable’ de los Drifters, ‘Why do fools fall in love?’ de Frankie Lymon & the Teenagers, ‘The great pretender’ de los Platters, ‘L-O-V-E’ de Nat King Cole, ‘You belong to me’ de los Duprees…
The Chaperals llevan desde finales de los años 80 entonando muchas de estas melodías. Las conocen al dedillo, pero, por si acaso, Michael lleva en el bolsillo un diapasón cromático que sopla antes de abordar los títulos más complicados para guiar al resto del grupo. Stefan se parece mucho a James Cagney, pero de su garganta emergen los registros más dulces y agudos. A su lado, Achim se encarga de los graves. Cada interpretación es un tour de force de sincronía y precisión vocal. Conforme avance el recital se hará más visible el gran esfuerzo que requiere sacar adelante este cancionero sin instrumentación y ante un público tan hablador. Es un día especial para melómanos tan faltos de conciertos como los fans del doo wop, pero muchos están ya de cháchara.
Antes de hacer una pausa, Nils pide a Gustavo que le traduzca el chiste que trae preparado: “Venimos de la ciudad en la que nació el Volkswagen, así que vamos a cantar… ‘Mercedes Benz'”. Y Sandra echa el resto con este título que Janis Joplin grabó en 1970. Será, de largo, la canción más moderna de la noche. Porque mientras parte del público y los propios Chaperals salen a la calle a tomar el aire, el discjockey seguirá pinchando perlas de los Marcels, los Del Satins… Nadie en esta velada organizada por Stack-A-Records desea salir aún de esta burbuja de rock’n’roll y doo wop que se ha formado en Les Corts.
Un refugio fifties
Hasta hace cinco años, y durante una década, este local fue el Shotwell 59, un pub orientado a la música country. Sus dueños actuales, Miguel Ángel y Merche, programan de todo, pero sus especialidades y debilidades son el rock’n’roll de los 50, el soul de los 60, el rockabilly, el northern soul, el rocksteady y todo lo que suene retro, americano o ambas cosas. Ese tipo con una camiseta en la que se leen unos versos de ‘The wanderer’, el éxito de Dion & the Belmonts, es Jordi Meri, un habitual del local que ha gestionado la visita de los Chaperals. Aquel otro es Agustí Burriel, cantante del grupo de doo wop Velvet Candles. Hoy libra, pero puedes espiarlo mientras tararea las melodías camuflado entre el público.
Los Chaperals han vuelto al escenario con otra descarga de incunables: ‘One fine day’, ‘Blue moon’, ‘The wanderer’, ‘Only you’… Los alemanes andan ya justos de fuerzas. A Michael le ha dado un ataque de tos antes de afrontar el ‘Rama lama ding dong’ que los Edsels grabaron en 1957. Achim ha fallado en la entrada de ‘(Let me be your) Teddy Bear’ porque el jaleo que tiene al lado del escenario le ha distraído. Por primera vez, el público callará para que el grupo pueda concentrarse y dar buena cuenta del clásico de Elvis Presley, pero solo es un espejismo. Y Nils es tan educado que no se atreve a pedir silencio.
Mientras interpretan ‘Sixty minute man’, un prehistórico rock en el que Billy Ward & His Dominoes ensalzan la potencia sexual de un hombre capaz de prolongar el placer de sus amadas durante una hora, un tipo de primera fila le cuenta un chiste a su amigo: “El otro día tu mujer me guiñó el ojo. Ya, tiene un tic. Ah, pues me la follé”. Nivel. Por suerte, los de Wolfsburg tienen material de sobra para recuperar la atención del personal. Incluso la de los que siguen el concierto a través de la pantalla. Y el vitaminante ‘Never’ de Larry Chance & the Earls transformará de nuevo el New Underground en una fiesta fifties.
No apto para puristas
Una amiga del humorista rocker cumple años hoy y su mayor deseo sería que los Chaperals le cantasen el ‘Sixteen candles’ de los Crests. Así se lo hace saber al quinteto, que no tardará en satisfacerla antes de entrar ya en una recta final de armonías vocales no apta para puristas del doo wop: primero el ‘Shout’ de ultrafestiva querencia soul, después aquel ‘The lion sleeps tonight’ de origen sudafricano y finalmente el ‘Motorcycle’ que Paul Simon grabó con su grupo de adolescencia, Tico & the Triumphs, y que ellos cantan en alemán: ‘Motorbiene’.
La despedida será ‘In the still of the night’, otro glorioso billete con destino a 1956. Con ayuda de Gustavo, esta vez los Chaperals serán seis. Otra escena irrepetible para un concierto inusual en muchísimos sentidos. Nadie aquí sabe cuándo se vivirá otra noche de doo wop en riguroso directo. Pero lo más probable es que, de repetirse algo así, sea en el New Underground de Les Corts.
(Publicat el 24 de febrer de 2019)