La Masia de Sant Boi

Nostalgia oi en Sant Boi

Noche tranquila en la rambla Rafael Casanovas de Sant Boi del Llobregat. Varias parejas y grupos de amigos cenan tranquilamente en la terraza de La Última Taberna mientras en el local de al lado el dúo Cuchilla y Diazepan pone a prueba el equipo de sonido de La Masia de Sant Boi. Suenan atronadores, pero la doble puerta evita que se les oiga desde la calle. Dentro, la barra piedra y las bigas de madera falsas que decoran el techo le dan un aire de bar perdido en algún pueblo de Arkansas. Sin embargo, la música que suena en cuanto los teloneros acaban su pase es 100% española: Skalariak, Boikot, Barricada…

La Masia de Sant Boi abrió en mayo de 2013 en el mismo local que antes acogió la discoteca Chapas. ¿Por qué? Porque se emperraron tres vecinos del pueblo que de adolescentes solo podían ver conciertos en las casas ocupadas de la comarca o en salas de Barcelona. Aunque Sant Boi tiene 85.000, ahora sucede lo contrario: apenas un 10% del público que acude a los conciertos de La Masia es del pueblo. El resto viene de fuera. Incluso de Barcelona, pues con los Ferrocarrils de la Generalitat te plantas en plaza Espanya en 15 minutos.

Hoy es un día importante en La Masia de Sant Boi. Actúan Decibelios, tal vez el grupo con más renombre de cuantos han pisado su escenario. Además, es una banda muy querida en la comarca, pues surgió en El Prat a principio de los años 80. Con ellos llegó a España el oi, subgénero del punk más apegado a la clase obrera, mediante discos como ‘Caldo de pollo’, ‘Oi!’ y el más radiable ‘Vacaciones en el Prat’. Ese tipo que sale a escena levantando a pulso un barril de cerveza de 20 litros (falta saber si está lleno o vacío) es Carlos Treviño, alias Fray, único superviviente de la formación original. Sí, ya empieza el concierto.

¡Paletas al poder!

Los primeros versos de la noche son de rabiosa actualidad, considerando que estamos en campaña electoral: “Todos los políticos prometen lo mismo / Todos los políticos prometen lo mejor / Todos los políticos son los mejores / Todos los políticos qué asco nos dan”. El público se suma eufórico al primer eslogan de la velada: “¡Paletas al poder! ¡Paletas al poder!”. El segundo título tampoco hará concesiones: ‘Fill de puta’ apunta a los empresarios sin escrúpulos: “Vosotros sois los falsos / Vosotros sois la escoria / Vosotros sois los necios / Muertos estaríais mejor”. Más rabiosa actualidad. Vuela el primer vaso de cerveza.

Dos culés con pinta de ser los más jóvenes del lugar ondean una bandera del Barça en cuanto Decibelios entonan ‘Local 15-Visitante 0’. Entre el público hay camisetas de grupos punk de ayer y hoy: Cicatriz, RIP, Último Resorte, Lendakaris Muertos… “¡Estáis calientes cabrones y cabronas!”, les espolea Fray con pintura negra de guerra en las mejillas y esos modos de reverendo excéntrico, mitad Travis Brickle mitad Nando Dixcontrol. Algunos espectadores no se veían desde hacía años y se saludan con sonoras palmadas y carcajadas mientras en el escenario suena ese canto a la amistad eterna del grupo que fue ‘Barna 92’. Manuel Alférez, batería original de Decibelios, es un habitual de La Masia. Le gusta hacer fotos a los grupos. Hoy no vendrá. Acabó mal con Fray.

“¡Veo muchas manos vacías!”, denuncia ahora. No es cierto del todo, ya que tiene ante sí un público bastante bebedor. Algunos sostienen el vaso de cerveza con los dientes para poder aplaudir. “¡Sin dinero! ¡Sin currelo!”, grita el personal, tal y como lo aprendieron en ‘Voca de Dios’ Los himnos de Decibelios provienen de tiempos pasados, pero suenan aún vigentes vista la rabia con que renacen en este rincón del Baix Llobregat. El pogo llega a la mitad del local. Un señor de larga barba blanca se retira a una zona más segura. No se queja. Ríe.

Esto no es un chiste

Estos Decibelios no son los originales, de acuerdo, pero tampoco son un chiste. Aunque ahora mismosubido a la barra del bar y chocando con las lámparas y las pantallas de televisión, Fray da algo de risa. Todo sea por llamar la atención ante ‘Alambradas de dolor’, una nueva. Sí, Decibelios han vuelto a grabar. El disco es ‘Insurgents’, pero apenas insisten. Hoy mandan los clásicos. Ahí viene ‘Mi barrio’. Ahí va uno volando sobre la gente. “Estem fotuts, però morirem amb las botas puestas”, jura Fray. Ahí viene ‘Botas y tirantes’. Ahí va otra cerveza.

Cuando llega ‘Vacaciones en el Prat’ ya no hay zona segura en La Masia de Sant Boi. Decibelios dedican el himno playero del extrarradio barcelonés a todos los paisanos de la comarca, pero una tropa le reclama una dedicatoria especial a Jordi Miranda, uno de los primeros skinheads que hubo en Sant Boi. Cómo no. Estamos en familia. Para él será ‘Sueños de libertad’.

“¡Esto es una puta fiesta porque somos los putos Decibelios! ¡Ahora y siempre!”, proclama Fray, totalmente borracho de leyenda. Ahí viene ‘Sangre dorada’. “Es tiempo de revolución, pero revolución de la jodida”, precisa ahora. El grupo se lanza a por ‘Matar o morir’, furibundo ataque contra gobernantes y militares. Es, de lejos, el momento más violento de la noche. Intimidante, sí. La enésima válvula de escape a tanta rabia acumulada. Y sigue lloviendo cerveza.

A todos los fascistas, os vamos a joder

“Volveremos pronto”, aseguran, anunciando para 2020 la celebración de su 40 aniversario. Y dicho esto, llega ‘Kaos’, su canto a la nostalgia skin. “¿Acaso no recuerdas, en el 77, todos los skins en su pleno esplendor?”. “Somos la vieja estirpe y os vamos a joder”, rezaba la letra original, pero hoy Fray tiene algo distinto que cantar: “A todos los fascistas os vamos a joder”. Lo repetirá una y otra vez mirando fijamente a las primeras filas para ahuyentar definitivamente al público nazi que en su día atrajo su grupo. Hoy no hay ni rastro de ellos. El único skin con tirantes los lleva de color amarillo. Amarillo, el color prohibido de la temporada. El concierto ya está en su punto. ¡Invasión de escenario!

“¡Caos, caos!”, exclama Fray, pero todo el que sube a la tarima recibe un beso o un abrazo. Y son tantos ahora mismo sobre el escenario que la sala se está quedando vacía. “¡Un último chupito!”, reclama Fray. Quiere despedirse a su estilo. Con ‘Canción de cuna’, su etílico grito de guerra. El suelo de La Masía de Sant Boi está totalmente empapado de cerveza. Decibelios tocan el viernes en El Prat del Llobregat. Y luego se van de gira por Estados Unidos y México.