Un festival donde mirarse a los ojos
Un grupo de mujeres mayores esperan en la entrada de la guardería Els Fesolets. No van a recoger a sus nietos porque es domingo. Están en lista de espera y, si hay bajas, podrán entrar al concierto de la cantautora Amy May Ellis. Son las 11.30 de la mañana y a más de uno se le han pegado las sábanas, así que las mujeres entran contentísimas y buscan un hueco entre las decenas de sillas dispuestas frente a la rampa de madera donde suelen jugar los alumnos y que hoy está decorado con bombillitas. La inglesa llega con su ukelele, sube los tres escaloncitos que llevan a lo alto de la rampa y de su boca salen unas melodías frágiles y cariñosas que encajan deliciosamente en tan insólito escenario.
A su derecha, decorando la pared, hay seis letras, cada una recortada en un papel de distinto color: una efe, una e, una eme, una pe, una o y otra p. Fem Pop. Así se llama el festival que ha convocado a Amy May en la guardería. Es la primera de cinco actuaciones que se desarrollarán en otros espacios de Malgrat de Mar. La cantautora dice sentirse como en casa, puesto que trabaja en una guardería. Tal vez por eso no pierde la concentración cuando los niños corretean por la sala o lloran. Una mujer da de mamar al suyo mientras el concierto llega a su fin. Acto seguido, Mabel, la directora del festival, invita al público a dar un paseo hasta el Parc de Can Campassol. Allí se hará el siguiente recital.
Aburrida de las salas
Mabel Alonso era la típica melómana que se cansó de ir siempre a las mismas salas y ver los mismos conciertos. Lo que tantos años le divirtió, dejó de hacerlo. El choque definitivo fue en el Primavera Sound de 2013. “Me dije: ¿qué hago entre miles de personas, rodeada de marcas publicitarias y viendo a Nick Cave desde la pantalla?”, explica. Lo mismo sintieron varios amigos, así que con uno de ellos, el holandés Lieven Scheerlinck, quiso poner remedio. Así nacería el ciclo Fem Pop que ya ha celebrado ediciones en Granollers, Rubí, Sant Quirze del Vallès, Sant Feliu del Llobregat y el Castell de Montjuïc. El plan siempre es el mismo: programar artistas poco conocidas en escenarios inusuales de las poblaciones que fomenten un ambiente íntimo y una escucha atenta.
El espléndido sol de mediodía subraya hoy el acierto de salir de Barcelona a escuchar música en vivo. Entre los árboles del parque, las seis letras, ahora talladas en madera, ubican el segundo escenario. Sentada, con una guitarra eléctrica y un sintetizador, la argentina Fernanda Alemán. Unos niños se encaraman al árbol de detrás. Las cotorras graznan en lo alto. Es la hora del vermut y al centenar de asistentes que reservaron plaza para ver los cinco conciertos se suman muchos curiosos. Una amiga de Fernanda decora sus canciones con un bandoneón. Una anciana sentada en un banco junto al escenario mueve los dedos al son de la música y sonríe. Le acaricia el sol y algo más. Eleni Drake, la tercera cantautora de esta tercera edición en Malgrat de Mar, espera su turno.
En el bar de la peña barcelonista El Xaxu no dan abasto. Bravas por aquí, cañas por allá. Un grupo de extranjeros pide pescaditos fritos y salen a comérselos al sol, descalzos, mientras actúa la cantautora griega Eleni Drake. Asegura Lieven que ya empieza a llenar pequeñas salas en Londres, donde ahora reside. Su poderosa voz y su guitarra zurda arman canciones fornidas en la línea de Damien Rice, pero el hambre aprieta y el público se dispersa. Entre los que resisten, un padre con su bebé a cuestas. Ha plantado a sus amigos en el bar y cuando vuelve los mata de envidia insistiendo en lo mucho que le ha gustado.
Ni residuos ni atascos
Eleni regresa corriendo, entre aplausos, muerta de vergüenza, al casal de jubilados que hoy es su camerino. Mabel y Lieven, con ayuda de sus tres asistentes, recogen sillas, instrumentos y todos los elementos decorativos, los cargan en una furgoneta y en media hora no queda ni rastro del escenario. Fem Pop no genera residuos, no bloquea los accesos de Malgrat, no exprime sus recursos ni altera su ritmo. El parque está a 200 metros de la playa y el grupo de extranjeros va a darse un baño al mar. La cantautora de la guardería les acompaña.
A las cuatro de la tarde, un enjambre de vecinos aguarda en la puerta de la Escola Mare de Déu de Montserrat. Hay antiguos alumnos que han vuelto hoy, muchísimos años después, para ver el cuarto concierto del Fem Pop. En la biblioteca les espera la barcelonesa Raquel Lúa. Raquel es otro nivel. Se mete tanto en las canciones que el público se sumerge también en ellas. Tanto, que al final de la canción la cantautora tiene que alzar una ceja para dar a entender que el viaje ya ha acabado. Y que, si les apetece, sería el momento de aplaudir.
Lúa ha planteado un repertorio marinero acorde con la localidad. Lo ha ultimado mientras llegaba en el tren; feliz de poder actuar, explica, en un festival donde el público es tan atento y está tan cerca que cantas mirándole a los ojos. Hoy tampoco faltará esa ‘Alfonsina y el mar’ que siempre suena nueva en su voz. Más aún en este insólito escenario, entre los libros de ciclo inicial y superior, entre las baldosas de cerámica hidráulica del suelo y las molduras del techo. Cuando acaba el concierto una veintena de espectadores al rodean ansiosos por comprarle el disco. “Mama. Yo me llevaré uno. ¿Quieres otro para ti?”, grita un hombre. Su anciana madre se levanta con ayuda del bastón y asiente.
Malgrat fue la primera localidad que respondió a la propuesta de Mabel y en sus dos anteriores ediciones han acogido conciertos en una mansión modernista, el salón de plenos del ayuntamiento y la sociedad recreativa La Barretina Vermella. Hoy el Fem Pop concluirá en la capilla del antiguo hospital. Las letras de madera están ya en el altar y su sombra se proyecta en el ábside mientras la cantautora Talitha Ferri actúa con apoyo de dos músicos. ¡Los que se bañaban en la playa! La voz segura de la danesa, la solidez de sus composiciones, el refuerzo instrumental y el acogedor recinto redondearán el pase más completo.
Una sociedad secreta
Los malgratencs han dedicado un soleado domingo de noviembre a citarse en espacios secretos de su ciudad, como una sociedad clandestina que se cita a disfrutar placeres furtivos. Una de ellas, la regidora de cultura, que además de respaldar económicamente el proyecto ha querido ver todas las actuaciones, sabedora de que conciertos así no se dan cada día. Tal vez hayan notado que solo han actuado mujeres. Fem Pop se define como ‘el festival que no quiere existir’. Y mientras la presencia de mujeres en los festivales sea minoritaria, seguirá programando solo a mujeres. En Malgrat, en Cunit y en cualquier otro municipio que quiera regalar a sus vecinos una jornada para descubrir jóvenes cantautoras en espacios donde la música todavía puede sonar realmente viva.