Bailar bajo las bombas
El viento sopla huracanado, el Besòs baja envenenado por los vertidos de la fábrica incendiada de Montornès y la luna es casi llena. Pero nada de eso se percibe aquí abajo, en el refugio antiaéreo de la placeta Macià que durante la guerra civil protegía de los bombardeos a los vecinos de Sant Adrià de Besòs. En aquella época aún estaba abierto el bar Toscas. Ahora, en cambio, la gente acude al Boca Bocata y en vez de en la carraca se desplaza en el Trambesòs.
Una vez restaurado, el refugio pasó a funcionar como espacio de memoria histórica y desde 2013 acoge el primer viernes de cada mes propuestas escénicas englobadas en el programa RefugiArt impulsado desde el ayuntamiento. Esta tarde hay actuación y Josep Maldonado ha bajado una vez más al refugio. Quiere conocer a las bailarinas del colectivo Voces. El montaje que se estrenan hoy, ‘A recer’, fue concebido específicamente para este insólito espacio, pues se inspira en el documental ‘Els nens del Besòs’ que rescata, a través del testimonio de habitantes de lo que entonces se llamaba Pla del Besòs, las vivencias de una población aterrorizada por los bombardeos del ejército de Franco. Maldonado tiene 92 años y es uno de los protagonistas del documental.
Cuatro mujeres atrapadas
El refugio tiene aforo para treinta y ocho personas. Por ello han programado dos pases. El público desciende los veintitres escalones que conducen hasta este oscuro y estrecho pasillo que hace 80 años salvó cientos de vidas y se sienta en el suelo, en las pocas sillas disponibles o se queda de pie. Al fondo de la galería está el guitarrista Adrià Pagès. A través de los arcos de la izquierda, las bailarinas aparecerán y desaparecerán en este alargado escenario. Ariadna Estivill, Lúa Cárdenas, Cristina Mallo y María Pichín interpretan a cuatro mujeres. Dos de ellas son jóvenes hermanas. Las otras dos, viudas de la guerra. Las cuatro ayudaron a construir el refugio y ahora viven atrapadas en él, a merced de las bombas.
La actuación comienza con un agradecimiento explícito a los protagonistas del documental. Sus voces estructuran e ilustran aquellas vivencias mientras las bailarinas las reviven a través de sus cuerpos. En sus movimientos hay ansiedad, hay miedo, hay desesperación, hay desconcierto, hay rabia, hay tristeza. Hay ese agotamiento que impone una rutina no deseada. “Ha començat el bombardeig. Aneu als vostres refugis. La Generalitat vetlla per vosaltres”, anuncia una voz en off rescatada de grabaciones de la época. La puerta del refugio de Sant Adrià está abierta y de vez en cuando se escucha un estruendo lejano. No son pavas ni halcones, apelativos con los que se conocía a los distintos modelos de bombarderos italianos y alemanes. Es el Trambesòs, que de vez en cuando baja por la avenida Catalunya en dirección a Badalona.
Los punteos de Pagès, ahora melancólicos y luego flamencos, acarician ese techo abovedado de acústica excepcional. La galería apenas tiene cuatro metros de ancho. Los pies de las bailarinas frotan el suelo arenoso y sus espaldas se apoyan, desesperadas, en las paredes. No hay más espacio en el que danzar. No hay escapatoria. Hay que sobrellevar la angustia para no enloquecer. Así, los treinta y cinco minutos que dura el espectáculo. E igual en el segundo pase. “Varios tragos es la vida y un solo trago es la muerte”, concluirá, desde el fondo de la sala, la voz de Lia Sampai. Entonces se apagarán las luces y el silencio se adueñará nuevamente de este refugio antiaéreo a trescientos metros del río Besòs.
Hop y las mil danzas urbanas
Esta ha sido la propuesta más inusual del festival de danzas urbanas Hop que, desde hace cuatro años, programa alguna actividad en el refugio de la placeta de Macià en alianza con el ciclo RefugiArt. Hop lleva nueve años empeñado en desplegar sus propuestas por todos los rincones de Barcelona y alrededores vinculándose con escuelas y centros cívicos mediante talleres, encuentros y actuaciones que apelan tanto a profesionales como a jóvenes aficionados. Tras mes y medio predicando en infinidad de barrios, este fin de semana concentra los espectáculos más esperados en el Mercat de les Flors: los de la compañía senegalesa La Mer Noire, la canadiense Tentacle Tribe y las francesas Dyptik y Etra.
(Publicat el 15 de desembre de 2019).
Fotografies: Martí Fradera