Garrotines por un mundo mejor
Una veintena de mujeres practica taichí en el paseo central de la rambla Prim. Un vecino baja a la calle con su jilguero enjaulado buscando algo de sol. Es un martes cualquiera en el barrio de Besós, excepto en el instituto. Los alumnos hacen clase como cada día, pero su teatro acoge un encuentro de jóvenes de los institutos Maria Espinalt, de Poble Nou, Montserrat, de Sant Gervasi y de la escuela Sagrat Cor, del Besós. Hay nervios en la sala. “On són els glosadors?”, grita una profesora. A su lado, otro docente muestra a un alumno la diferencia entre cómo ventilan la guitarra los Gipsy Kings y los rumberos catalanes.
Un inmenso muro compuesto por cajas de cartón decora el escenario y anuncia el nombre del espectáculo: Improversem. Se trata de un programa educativo que, mediante la improvisación oral, fomenta que el alumnado gane cierta soltura en métrica, figuras retóricas, ritmo… Pero que también desarrolle hábitos de escucha, de comunicación en público y, cómo no, valores sociales. Improversem nace este año como la suma de dos iniciativas ya existentes: los talleres Versemblant, centrados en el rap, y los de Corrandescola, enfocados a la glosa mallorquina. Su fértil alianza de talleres desemboca en este concierto en el que alumnos y alumnas improvisan garrotines e interpretan el tema de rap que han compuesto.
Ronda de presentación
Cinco guitarristas y un percusionista suben al escenario. También son alumnos de ESO. (Ojo con Manu, el del cajón flamenco). Con su rumbero toque, los seis marcarán el ritmo a los glosadores y glosadoras. El primer garrotín será para que cada cual se presente. Y empieza el desfile: Rocío, Tania, Aaron, Oliver, Héctor, Arantxa, Yasmani, Álex, Pau, Aída… Sus voces aún suenan tímidas, pero sus rimas van de lo anecdótico a lo potente. Lola dice ser aficionada a los saltos de trampolín y a la Coca-Cola. La siguiente se define como lesbiana. En cambio, Víctor es “un freaky orgullós, fan de Dragon Ball i Super Mario Bros”. Sus compañeros de clase aplauden a rabiar y lo filman todo con los móviles.
En la segunda ronda, deben rimar las palabras activista y feminista. Hora de afilar el ingenio e improvisar un garrotín en medio minuto. Rocío se atreve la primera. “Si ets un macho alfa també pots ser feminista”, lanza una compañera. “No volem més violència sinó lluita feminista”, exige otra. El público, desde sus sillas, jalea cada rima. Sus aullidos ya se oyen en la rambla de Prim donde las mujeres están acabando la clase de taichí. Se abre la puerta del teatro y asoma la cabeza una pandilla de alumnos del instituto Besós con curiosidad por lo que pueda pasar ahí dentro. Escuchan unos segundos y exclaman: “¡Es rap!”.
Para la tercera ronda, se introduce el pie forzado: los garrotines tienen que acabar con el verso “per tenir un món millor”. Unos segundos para pensar, y a escena. Una vez más, Rocío es la primera. Los nervios se van esfumando y las rimas fluyen más redondas. A favor de los bomberos y contra los cazadores. A favor de la glosa y contra la telebasura. “Agafo tots els del PP / I els poso a la presó / Aquest seria el primer pas / Per tenir un món millor”, improvisa uno. “No volem desigualtats / Que depenguin del color / Això ho volem canviar / Volem fer un món millor”, añade otra. Los chavales y chavalas de platea ya se saben de memoria el estribillo. “Ay garrotín, ay garrotán, de la vera de la vera de San Juan”. Aquel jilguero que buscaba un poco de sol también se anima a silbarlo.
Unas alumnas de la penúltima fila que no participan en el espectáculo ya están barajando posibles rimas sobre el tema del siguiente garrotín: estás en la parada del bus, un hombre pasa en coche y te suelta un piropo. El clan de la glosa lanza sus rimas: quedarse con su matrícula y pincharle las ruedas, darle un puñetazo, llamar a la policía o, simplemente, llamarle “vell pervertit”. Al loro con este, menos violento pero más aplastante: “Creus que em sentiré millor / Dient-me tot això que dius / La veritat, m’importa poc / Perquè jo ja sóc feliç”.
“Agressor! A la presó!”
Es la hora del rap, así que glosadores y glosadoras deben despedirse ya. Uno afirma haber puesto a sus rimas mucho amor: “Si voleu rebre més / Us espero al Sagrat Cor”, añade. Las alumnas del instituto Montserrat ilustran el paso de la tradición oral a los ritmos urbanos con una coreografía diseñada para la ocasión. Y, acto seguido, llega el primer rap, cuya letra denuncia cómo se nos inculca el machismo desde la escuela y los medios de comunicación. Estribillo: “Canviem! Tot el llenguatge sexista / Canviem! El comportament masclista / Pensem! Perquè estan fent injustícies? / Pensem! Perquè tot són males notícies?”. El rap del instituto Maria Espinalt incluye llamada y respuesta, así que cuando las raperas gritan “a la violència digues no” el público repite “no” y cuando en el escenario gritan “agressor!” el público responde “a la presó!”.
Aquí todo el mundo se sabe las letras de unas canciones que nunca han sonado en la radio, pero que se han cocinado lentamente en los institutos y ya significan mucho más para estos jóvenes que muchas de las que bailarán este verano. Ahí sale la crew del Sagrat Cor. Traen rimas frescas sobre la brecha salarial, los juguetes sexistas y la ropa azul para niños y rosa para niñas.
Un detalle. En los pases de los tres institutos hay más chicas que chicos en el escenario y es innegable que la gran mayoría de ellas se sienten más cómodas ahí arriba y rapean y cantan mejor que ellos. Aun así, los aplausos más ruidosos y entusiastas son para los chicos. Son de sus colegas; también chicos. Interesante.
Si al principio, el profesor de glosa Ferriol Macip y la coordinadora del proyecto Caterina Canyelles, han improvisado varios garrotines para caldear el ambiente, el rapero Fetitxe 13 pondrá la guinda al encuentro con un freestyle cargado de energía y futuro. “A les vostres mans està la possibilitat de canviar-ho tot”, remata. Manu le acompaña aporreando feliz el cajón flamenco. Y el alumnado de los tres institutos sigue el ritmo ondeando los brazos en el aire.
(Publicat el 17 de juny de 2018)