Hace diez años que el barrio del Raval impulsa y celebra un festival internacional de cortometrajes, que actualmente reúne cerca de quinientas propuestas de países como Taiwán, Corea del Sur o Irán. Hay pocos requisitos para participar, para hacer la festividad artística un poco más inclusiva. Esta iniciativa, impulsada por el Casal de Barrio del Raval, tiene abierta la convocatoria hasta el 3 de octubre.
“El tamaño no importa” no es un festival en boga. Es el encuentro ineludible para las vecinas y los vecinos del barrio del Raval, que desde hace diez años descubren cortometrajes de nueva creación de las especialidades de animación, ficción o audiovisual social. El punto de encuentro es el Ateneu del Raval, donde organizan la fiesta de inauguración con las entidades del barrio y la clásica chocolatada. Aunque en la última edición se presentaron más de 435 proyectos de una treintena de países de todas partes, “el festival no ha perdido la esencia comunitaria”, declara Santiago Higuera, técnico del Casal de Barrio del Raval.
En los inicios tenían suficiente con una tarde para proyectar los cortometrajes presentados a la convocatoria, pero ahora no solo se han sumado equipamientos culturales de tanto renombre y magnitud como el Macba, sino que ya no proyectan todo el material que reciben: hacen una pequeña selección, “y en cuatro o cinco días se emiten producciones de manera simultánea en espacios del barrio”.
No hay requisitos, “o no tantos como los que se suelen pedir para poder presentar el material audiovisual a un festival profesional”, como es el Festival Internacional de Cortometrajes del Raval. “Los cortometrajes no tienen que exceder los 10 minutos, y no se tienen que haber presentado a otros festivales”, aunque, como indica Higuera, están replanteando este último requisito de cara a las próximas ediciones. Este año la convocatoria para presentarse está abierta hasta el 3 de octubre, y esperan que el último mes llegue la avalancha de proyectos, “como ha pasado en los últimos años”.