Los vecinos y las vecinas de la Trinitat Nova que estaban acostumbrados a pasar a saludar, pasear o participar en talleres en el casal de barrio sufrieron mucho el cierre y las posteriores restricciones de aforos y actividades.
Ya durante el confinamiento, las dinamizadoras del equipamiento de proximidad comprendieron que sería una necesidad imperiosa afrontar la salud emocional del vecindario e idearon un primer ciclo de talleres dedicados a la pérdida, al luto, a la soledad y a cómo afrontarlos.
Viviana de Souza Serro, técnica del casal y encargada de la dinamización de estos ciclos, relata: “El éxito de la primera edición nos demostró que la gente del barrio estaba necesitada de encuentros y de apoyo emocional. Todo el mundo salía contento de haber venido y un poco más optimista”. Este primer ciclo constó de cuatro talleres: “Superar las pérdidas”, “Mindfulness”, “Hablemos de emociones” y “Vivir en positivo”.
En el Casal de Barrio Trinitat Nova tenían muy claro desde el principio que tenía que ser un acompañamiento en positivo, que ayudara a superar las etapas, pero también que planteara cómo vivir mejor en general, así que en el segundo ciclo en primavera de este año propusieron un taller de terapias naturales para controlar el estrés: “Cómo afrontar la fatiga pandémica con actividad física”.
Este otoño vuelven los talleres que ya están esperando con ansias muchas de las mujeres que hicieron los demás ciclos, así otras que han oído hablar de ellos y quieren probarlos. Son talleres que van desde los primeros auxilios emocionales hasta la risoterapia, y que desde el casal están seguras de que volverán a salir bien. El público mayoritario tiene un perfil muy similar al de las participantes del casal, mujeres mayores vecinas del barrio y seguidoras del casal, que está situado en un lugar muy especial y atractivo —a los pies de Collserola y tocando su bosque—. Se han sumado quizás mujeres no tan mayores al último ciclo.
Viviana está convencida de que la aportación de estos espacios de cuidados ha venido para quedarse: “Es una línea de trabajo que vemos que funciona, la pandemia ha dejado muy claro que hace falta un abordaje de las emociones, y desde la proximidad de los casales de barrio se puede hacer claramente”.