El Casal de Barrio Casa Rectoret es muy especial, está arriba de la montaña de Collserola, un lugar que no parece que sea la ciudad de Barcelona. Los bosques y el aire lo rodean y parece que se encuentra lejos de todo y, sobre todo, lejos del vecindario. Y, de repente, un sábado de febrero empiezan a llegar grupos de gente, familias y amistades, vecinos y vecinas, hasta contar a más de cien participantes a la primera calçotada que organizan.
Pero esta calçotada no es una actividad aislada, el vecindario del Rectoret es más activo que mucha de la ciudadanía que vive en la planicie urbana. Hacen fiestas y actividades de todo tipo, desde carnavales hasta fiestas mayores y mercados varios, muy a menudo en una colaboración entre el casal de barrio y la Asociación de Vecinos y Vecinas y Cultural El Sanatorio (AVDA Sanatori), según nos explica Anna Ripoll, coordinadora del casal, que también nos dice que, aparte del calendario festivo y de muchas actividades, el casal acoge otros proyectos comunitarios como “La memoria de nuestro barrio”, las “Caminatas plogging” (que ya reseñamos hace unos meses), los “Sábados de cerámica”, el Espacio de creación o el huerto urbano del casal.
Según Núria Ribas, presidenta de la AVDA Sanatori, algunos de los calçots que han comido son de este huerto, aunque han tenido que comprar más a raíz del éxito de la convocatoria, que ha reunido a más de cien personas. Ribas también explica que hay mucha sintonía entre el casal y su entidad, y eso les permite no sólo organizar actividades multitudinarias como ésta, sino añadir contenido con el cual se oyen cómodas. Por ejemplo, la calçotada es una excusa para promocionar el huerto urbano y también para dar un concierto por la paz, de J. Solana, que como señala Ribas: “tanta falta hace, en estos días”.
Es otro ejemplo de casal de barrio que moviliza energías comunitarias, incluso allí donde pensamos que no existen.