‘New York, la «ciutat» de la mirada infinita (1995-2001)’
El IEFC expone la visión de Agustí Fernández Barbero de la ciudad de los rascacielos, a modo de un juego de espejos y de doble mirada.
Agustí Fernández Barbero, el fotógrafo que, hasta el 22 de enero, expone en el Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya, explica que al llegar a Nueva York por carretera durante la puesta de sol el skyline de Manhattan a contraluz hace que la ciudad nos atrape sin poder oponer resistencia. "Es como un ritual mágico que te activa la mirada; una mirada que no descansa, una mirada de fotógrafo curioso, una mirada infinita”, dice. De ahí que el trabajo que presenta en el IEFC lleve este título: New York, la «ciutat» de la mirada infinita (1995-2001) es una selección de imágenes que Fernández Barbero capturó con su cámara a lo largo de seis años de vida de la metrópoli, justo antes de que un terrible atentado la desfigurara. Porque, si bien Nueva York atrapa a los y las visitantes, el fotógrafo atrapó su esencia, su carácter único y, a la vez, universal, en sus negativos.
La serie fotográfica mostrada en el IEFC tiene la capacidad de mostrarnos el alma de una ciudad cosmopolita, referente mundial de progreso y multiculturalidad, pero efigie también del capitalismo más feroz –como sede de una de las bolsas que dictan el devenir económico del mundo–. En una misma calle pueden convivir el edificio más exclusivo y la miseria más abrumadora. El sueño y la pesadilla.
La fotografía en blanco y negro, una vez más, se revela como la mejor opción para captar esa dualidad; paradójicamente, una capital llena de color es retratada con fidelidad en una escala de grises, que reproduce las imágenes con gran intensidad. Como apunta Joan Tomàs Corominas, comisario de la exposición, New York, la «ciutat» de la mirada infinita (1995-2001) muestra una iconografía que solo puede surgir de un autor que percibe y entiende que el entorno urbano es el documento exterior que más intima con el ser humano.