
El higienismo de Sant Pau
Visitas guiadas por el recinto modernista del hospital con la mirada puesta en las corrientes sanitarias de la época en que fue construido.
El magnífico recinto modernista del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, proyectado por Lluís Domènech i Montaner, fue construido a principios del siglo XX para cubrir las necesidades sanitarias de una ciudad en pleno crecimiento. El antiguo edificio del Raval de Barcelona quedó obsoleto después de 500 años de actividad. Para poder dar servicio a la población y, al mismo tiempo, cumplir con las tendencias higienistas de finales del siglo XIX, se decidió construir un nuevo hospital apartado del compacto centro urbano. Para descubrir cómo la arquitectura de Domènech i Montaner integra muchos de los principios en que se basaba ese higienismo, el Recinto Modernista de Sant Pau organiza tres visitas guiadas los domingos 11, 18 y 25 de octubre.
Hace poco más de un siglo y medio, el conocimiento generado gracias al progreso de la medicina, la ciencia y el urbanismo puso en evidencia la insalubridad de las ciudades de la época. Hasta entonces, la población crecía y las urbes eran cada vez más densas. Además, los sistemas deficientes de saneamiento y de agua potable ponían en riesgo la salud de las personas. En consecuencia, enfermedades infecciosas como la tuberculosis o el cólera eran comunes y a menudo daban lugar a epidemias. Pero a mediados del siglo XIX se produjo un cambio de modelo influido por el paradigma higienista, que promulgaba la apertura de las ciudades más allá de sus murallas, su oxigenación, la ganancia de luz y espacio, y la mejora del alcantarillado y la gestión de los recursos hídricos.
El auge del higienismo coincidió con el modernismo de finales del siglo XIX y principios del XX, momento en que en Barcelona se planteó la renovación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau en un nuevo emplazamiento lejos de la ciudad vieja, más elevado y ventilado. Para su proyección, Lluís Domènech i Montaner tuvo en cuenta estas corrientes higienistas y las plasmó en aspectos como la creación de pabellones separados en el espacio pero conectados por una red de corredores subterráneos, una orientación norte-sur del conjunto arquitectónico para aprovechar al máximo la luz y el calor del sol, y un exterior ajardinado que permitía a las personas hospitalizadas respirar aire libre y hacer cierta actividad física. Ahora tenéis la oportunidad de conocer esta vertiente innovadora de la construcción de Domènech i Montaner, una de las joyas de nuestra arquitectura modernista.
Más información en este enlace.